
Afrodita no tuvo infancia, sino que nació ya siendo que adulta, con sus formas físicas maduras y listas para ser deseables por todos los mortales y los inmortales.
Afrodita tiene numerosas equivalentes: Inanna en la mitología sumeria, Astarté en la fenicia, Turan en la etrusca y Venus en la romana. Tiene paralelismos con diosas indoeuropeas de la aurora, tales como Ushás o Aurora. Según Pausanias, los primeros que establecieron su culto fueron los asirios, y tras ellos los pafosianos de Chipre y los fenicios que vivían en Ascalón (Palestina), quienes enseñaron su culto a los habitantes de Citera.1 Se decía que Afrodita podía hacer que cualquier hombre se enamorase de ella con solo poner sus ojos en él.
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Orígenes y una belleza irresistible
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Afrodita surgió de la espuma del mar cerca de Pafos, Chipre, luego que Crono (el más joven de la generación de titanes) cortase durante la guerra de titanes o titanomaquia, los testículos de Urano (Dios del cielo) y los arrojase al mar; de una blanca espuma, en medio de ella emergió una doncella ya adulta, por tanto, Afrodita no tuvo infancia ya que directamente nació adulta.
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